¿Qué es eso de la Histaminosis Alimentaria No Alérgica?

¿Qué es eso de la Histaminosis Alimentaria No Alérgica?

Las personas con alergias alimentarias escuchan mucho la palabra “histamina”, pero ¿Has oído hablar de la Histaminosis Alimentaria no Alérgica? Lorena, de @sinhistamina es la autora de este post donde gracias a su propia experiencia nos cuenta en qué consiste la Histaminosis Alimentaria no Alérgica.

¿Qué es la histamina?

La histamina es una molécula con muchas funciones en nuestro cuerpo, que también encontramos en los alimentos en mayor o menor medida, según sean altos o bajos en histamina, o provoquen su liberación en el organismo.


Tiene tanto funciones hormonales como neurotransmisoras (algunos de los principales síntomas son las migrañas, lapsus, mareos, etc.). También regula la producción de ácido en el estómago (puede producir reflujo) y la contracción del intestino (digestiones pesadas, diarreas, estreñimiento), el sueño y el apetito.


Asimismo, tiene un papel muy importante en las reacciones alérgicas. Seguro que te suenan los ‘antihistamínicos’ como método de alivio o de control en estos casos, pero no son una solución. Además, algunos síntomas de histaminosis son similares a una reacción alérgica: párpados inflamados, rinitis, urticaria, etc., ya que ambas comparten algunos desajustes de base, principalmente intestinales.

¿Qué es la Histaminosis?

En primer lugar, es importante aclarar que la histaminosis en sí no es ‘la enfermedad’, sino el resultado de uno o varios desajustes en nuestro cuerpo, tanto genéticos como adquiridos (ej.: por exceso de medicamentos o patologías gastrointestinales).

La histaminosis es una acumulación de histamina en los tejidos de nuestro cuerpo por la incapacidad de degradarla, ya sea por déficit de DAO o por otros desajustes intestinales, hepáticos, etc. y/o porque nuestro cuerpo genera un exceso de histamina por bacterias aumentadas, virus, hongos, parásitos u otros?.

Asimismo, es un proceso ‘no alérgico’ porque no está implicada la inmunoglobulina E, presente en las alergias, aunque algunos síntomas sean similares.

¿Cuáles son los síntomas?

La histaminosis provoca muchísimos síntomas muy diversos, ya que la histamina se acumula en todos los tejidos del cuerpo. En mi caso, los más destacados eran:

  • Diarreas y dolor abdominal: también puede darse el caso totalmente contrario, con muchísimo estreñimiento (dependerá del desajuste de base).
  • Ahogo y moqueo constante: notaba que no me entraba aire en los pulmones ni respirando consciente y calmadamente. Además, tenía moqueo al comer, como cuando vas a la montaña y hace mucho frío.
  • Afectaciones en la visión, picor de ojos, sensación de ‘arenilla’, rojez...
  • Cistitis: nunca encontraba explicación a mis infecciones de orina recurrentes, que se originaban por disbiosis y candidiasis intestinal.
  • Dermatitis atópica: tenía la piel muy sensible, muy seca en algunas zonas (descamada), con picores y eccemas.
  • Herpes y llagas: tenía herpes grandes y dolorosos constantemente en los labios. También me aparecían muy a menudo llagas en la lengua o en la zona interior de los labios. También podría relacionarse con el gluten.
  • Dolor lumbar y sacro: a pesar de ser deportista y de reforzar la espalda, a menudo tenía un dolor lumbar insoportable y me dolía, como yo digo, ‘la cola’ o coxis, la zona del sacro.
  • Cansancio extremo y niebla mental: necesitaba dormir siestas diarias y no tenía energía para nada, aunque durmiera y descansara muy bien. Además, tenía lapsus a menudo y menos capacidad de concentración.
  • Párpados inflamados (edema) y mofletes rojos (rosácea): me solía levantar con los párpados inflamados (también la nariz y la cara en general), y los mofletes se me ponían muy rojos haciendo deporte, al comer o con cambios de temperatura.
  • Cambios de humor repentinos y tristeza profunda: siempre he sido muy alegre, pero sin motivo aparente de repente me sentía enormemente triste, preocupada, enfadada, irritable… Luego aprendí que los desajustes intestinales pueden provocar neuroinflamación.
  • Retención de líquidos: aun comiendo poco, muy sano y practicando mucho deporte (y sin tener ningún tipo de sobrepeso) mi cuerpo era una ‘garrafa de agua’. Lo que provocaba también una oscilación enorme de peso de un día a otro, inflamación e incomodidad.
  • Caída de pelo, picores y cabello graso: perdí una cantidad de pelo alarmante, y tenía mucha grasa y picores en el cuero cabelludo. Todo venía por la inflamación intestinal, malabsorción de nutrientes, permeabilidad, parásitos, etc.
  • Otro síntoma que no me corresponde a mí, pero es habitual, es la infertilidad o los abortos de repetición: el cuerpo sabe que con todos esos desajustes de base, que provocan el exceso de histamina, no es viable crear vida, ni para los padres ni para el feto, cuya salud se vería afectada ya de nacimiento.

¿Cómo detectar el exceso de histamina?

De primeras, una persona se dará cuenta de si tiene exceso de histamina si tiene varios de los síntomas anteriores (hay muchos otros, pero son algunos ejemplos representativos). De hecho, son esos síntomas los que llevan a muchas personas a visitarse con médicos de múltiples especialidades, pero nada suele justificar esas alteraciones: las pruebas y analíticas no suelen mostrar alteraciones significativas. Incluso, a veces, se diagnostica una celiaquía que no acaba de mejorar con dieta estricta sin gluten, ya que hay más afectaciones.


Esto se debe a que la medicina convencional trata el cuerpo por departamentos estancos, cuando los sistemas del cuerpo están totalmente relacionados y coordinados. Suelen solicitarse pruebas muy básicas (histamina en sangre y orina, por ejemplo, que de salir sin alteraciones no descartan nada) y no se tiene en cuenta la interrelación entre factores, que una analítica sin asteriscos no quiere decir que los resultados sean óptimos para ese paciente, etc. Y se suele acabar asociando todo a factores psicosomáticos: “son nervios, es colon irritable”.


Aquí entra en juego el mayor descubrimiento de mi vida en cuanto a salud: la psiconeuroinmunología (PNI), con el equipo de Xevi Verdaguer (en concreto, me he tratado y trato con Esther Perarnau). Es una especialidad médica, basada en evidencia científica, que consiste en encontrar el origen multifactorial de los síntomas y enfermedades, de la pérdida de salud, para resolverlos o estabilizarlos desde la raíz.


También me han ayudado otras terapias y profesionales, como osteopatía, acupuntura, mindfulness, yoga, hidroterapias de colon… Todo aquello que trate al paciente de manera holística, con el objetivo de restablecer el equilibrio y recuperar la salud.

¿Existen pruebas concretas?

No aconsejo hacerse pruebas por adelantado, ya que podría suponer una pérdida de tiempo y dinero (algunas son caras, como las de microbiota, y requieren conocimiento extenso y actualizado para su interpretación). De primeras, el profesional PNI valorará analíticas recientes, síntomas, la historia del paciente y, según por dónde intuya que puede ir el caso, pedirá las pruebas necesarias para establecer el diagnóstico y tratamiento personalizado.


Algunos ejemplos de pruebas que se podrían solicitar, dependiendo del caso, son:

  • Analítica completa con parámetros específicos para el paciente.
  • Test de SIBO en hidrógeno y metano, para sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado.
  • Test de lactosa, fructosa y sorbitol (explico la relación más abajo).
  • Test de microbiota en heces por PCR (no valen coprocultivos).
  • Test de metabolitos en orina, en laboratorios específicos.
  • Test para valorar el déficit de DAO: la DAO es la enzima que degrada la histamina en el intestino, pero es solo uno de los múltiples desajustes que debemos tener en cuenta (y, en la mayoría de casos, se recupera tratando los desajustes intestinales, como fue mi caso). En el cuerpo también tenemos la enzima HNMT y otros procesos para degradar histamina.

Importante: cada vez más personas me escriben con un supuesto diagnóstico de ‘déficit de DAO genético’ (va más allá de la prueba que comentaba). La  realidad es que, cuando tratan las afectaciones de su intestino, recuperan el funcionamiento de la DAO. Por ello, ante este diagnóstico, mi recomendación personal es seguir comprobando todas las afectaciones, no “condenarse” a depender de una alimentación y un suplemento.


Es posible no tener déficit de DAO y tener problemas con la histamina. ¿Por qué? Hay muchos otros desajustes que hacen que nuestro cuerpo libere histamina y que, por tanto, hay que tener en cuenta: una mala alimentación (ultraprocesados), el estrés o falta de gestión emocional, disbiosis intestinal, parásitos, virus, hongos (como la candidiasis), disfunciones hepáticas, tóxicos (disruptores endocrinos), etc.

Relación con las alergias alimentarias o intolerancias

La histaminosis comparte algunos síntomas con las alergias, como rinitis, picores, rojeces, inflamación, etc. Por ello, es bastante común que las personas con exceso de histamina hayan sido derivadas al alergólogo.


Ese fue mi caso; me derivaron al alergólogo debido a la inflamación de mis párpados, el moqueo continuo, los mofletes rojos e inflamados… Sin embargo, solo reaccionaron y no exageradamente los dos tipos de ácaros. Eso sí, me apareció una roncha enorme en la marca de histamina (que, realmente, funciona como control de que el test se esté haciendo correctamente), a la que mi alergóloga no dio ninguna importancia. Simplemente, me recetó antihistamínicos para ver si mejoraba en general.


En cuanto a las intolerancias alimentarias, suelen ir de la mano con el exceso de histamina, ya que ambas indican que hay un desajuste en el intestino (permeabilidad intestinal, SIBO, disbiosis, parásitos, hongos…) y otros órganos que impide que podamos procesar correctamente los alimentos. Por tanto, nos sientan mal y no los toleramos temporalmente.


Como el exceso de histamina, las intolerancias son reversibles en la mayoría de casos. ¿Cómo? Tratando los desajustes que comentaba, que en cada persona podrán ser diferentes y se abordarán de manera personalizada (a través de tratamiento, pautas de alimentación y de hábitos de vida).


El psiconeuroinmunólogo (PNI) podría pedir la prueba de hidrógeno espirado de lactosa, fructosa y sorbitol. Eso sí, no confiéis en pruebas de farmacia o de laboratorios sobre 100, 200, 300 alimentos: no tienen base científica y son carísimas. Al final, la persona quita alimentos sin reparar los desajustes de base y acaba sensibilizándose a más alimentos.

¿Cómo es la alimentación?

No hay una única alimentación para abordar la histaminosis, sino que dependerá de los desajustes que a cada persona le provoquen el exceso de histamina. Por ejemplo, para mí lo más adecuado fue seguir temporalmente una dieta baja en histamina, pero quizá para una persona con SIBO será más óptima una dieta baja en FODMAPS o una combinación; para otro será baja en azufre; otra persona deberá moderar la ingesta de determinados alimentos por diferentes motivos; para una persona con autoinmunidad quizá es más adecuado seguir AIP , etc.


Sin embargo, en caso de tener que seguir, temporalmente hasta recuperar los desajustes, una dieta baja en histamina. Te dejo el listado de alimentos y consejos en vídeo y en texto. Eso sí, ten en cuenta que igualmente no tienen por qué sentarte bien  todos los alimentos ni cantidades, ya que dependerá de tus desajustes. Ningún caso es igual a otro, cada persona es única y, por eso, todo debe ser personalizado.


¿Cómo es una alimentación equilibrada y un estilo de vida saludable?

Una vez sepamos qué afectaciones están detrás de nuestro exceso de histamina y síntomas, será el momento de abordarlas con un tratamiento personalizado. ‘Tratamiento’ no significa arreglar todo con ‘pastillas mágicas’, sino que necesitarás poner de tu parte: el terapeuta pauta lo que considera óptimo, pero es el paciente quien toma las riendas de su recuperación. Es decir, no recuperamos la salud por ponernos en manos de alguien, sino por los avances que conseguimos gracias a ese acompañamiento experto.

El estilo de vida, como tratamiento a largo plazo, incluye, entre otros:

  • Alimentación saludable y adecuada a cada caso (con restricciones temporales)
  • Tratamientos naturales y/o farmacológicos (según sea necesario)
  • Gestión emocional y reducción de estrés
  • Descanso físico y mental, y respeto de los ritmos circadianos
  • Ejercicio físico y contacto con la naturaleza

Por otro lado, la alimentación equilibrada será aquella que sea óptima para cada persona y sus patologías (si las hubiera). Aunque algunos puntos en común podrían ser: una dieta basada lo máximo posible en alimentos y no productos, lo más simple y natural posible, sin ultraprocesados. Una alimentación que ofrezca a cada uno los nutrientes óptimos para su caso, que es único.


No te agobies pensando en menús, es todo mucho más simple. Un tip muy fácil y práctico es clasificar los alimentos en proteína, grasas saludables, hidratos… y, a partir de ahí, relacionar unos con otros para tener ideas de diferentes platos. Poco  a poco irás viendo toda la variedad de alimentos que hay (incluso algunos que no conocías) y las diferentes maneras de cocinarlos para descubrir nuevas texturas, sabores… sin aburrirte, encontrándote bien y con beneficios para tu salud.


Mi consejo es que, una vez solucionemos o estabilicemos los desajustes de base, escuches a tu cuerpo. Por ejemplo, mi cuerpo en fase menstrual me pide automáticamente pescado azul, carne roja y grasas saludables (aguacate, ghee…); y en otros momentos me pide más hidratos o fruta. No sigo ninguna dieta de moda, me baso en los nutrientes que necesito.


Sobre la autora

Sin histamina es el alter ego de Lorena Sánchez. Periodista y comunicadora de vocación y profesión, licenciada en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona. Actualmente, está formándose como Health Trainer en Psiconeuroinmunología, con el objetivo de aunar experiencia y conocimientos para ayudar a quienes quieran tomar las riendas de su salud.


En 2018, a sus 27 años y después de acumular síntomas desde bebé, Lorena encontró respuestas a través de la psiconeuroinmunología: todo era resultado de un exceso de histamina provocado por diferentes desajustes intestinales y hepáticos, entre otros. No dudó ni un segundo y, aun sin saber qué iba a significar la histaminosis en su vida, creó Sin histamina para compartir todo lo que descubriera y, así, ‘dar pistas’ a todas aquellas personas que todavía no han relacionado sus síntomas para recuperar su salud ‘sin tiritas’, desde la raíz.


Sin histamina también tiene web y canal de YouTube, en los que comparte información tanto sobre la histaminosis como los desajustes de base, recetas, deporte, estilo de vida y mucho más.