El precio que tenemos que pagar por tener alergias alimentarias cuando vamos a comprar comida

El precio que tenemos que pagar por tener alergias alimentarias cuando vamos a comprar comida

Cada vez encuentro más personas que, sin estar muy familiarizadas con el mundo de las alergias, dicen frases como: “cada vez hay más productos para alérgicos”, “ahora todos los restaurantes tienen cartas de alérgenos”, “la sociedad cada vez está más concienciada” o “cada vez hay más gente con problemas de esos”.  Yo intento evitarlo, pero me sigue causando rabia oírlo porque, para mí, ninguna de estas afirmaciones son ciertas. En general, creo que, gracias a las nuevas tecnologías tenemos mucho más acceso a la información, pero no se está haciendo el uso adecuado de la misma. La industria alimentaria está aprovechándose de colectivos tan vulnerables como el de los alérgicos o celíacos, haciendo marketing “mal hecho”, e incluso adoctrinando a personas que ni siquiera tienen ninguna restricción alimentaria y creen, por ejemplo, que “comer gluten es malo”.

 

La sociedad, en general, no está ni sensibilizada ni concienciada con nuestro colectivo, sobre todo si no lo vive de cerca, así que, los establecimientos o empresas se ciñen a “cumplir” con la normativa vigente (en el mejor de los casos). De hecho, hay gente que sigue sin creer en las alergias, solo por el simple hecho de que no las ven. Por todo esto y mucho más, he estado varios días recogiendo testimonios acerca de los retos que suponen para un alérgico el comprar comida y he llegado a las siguientes conclusiones. ¿Me acompañas a leer el post de esta semana?

 

Los etiquetados  de los alimentos no son fiables,  son confusos o no declaran la realidad.

 

Sin duda, este es uno de los puntos que más preocupa a las personas con alergias por las siguientes razones:

 

  • FALTA DE REGULACIÓN ESTÁNDAR A NIVEL MUNDIAL. No existe un reglamento estandarizado para todos los países a nivel mundial, por lo que, dificulta la declaración de alérgenos de un país a otros. En España, por ejemplo, es obligatoria la declaración de los siguientes 14 alérgenos.



    En el caso de EEUU y el resto de países que no pertenecen a la Unión Europea, suelen tener la normativa de la declaración de estos 8 alérgenos: leche, huevo, pescado, crustáceos, frutos secos, cacahuete, trigo y soja.

  • LAS ETIQUETAS NO ESTÁN CLARAS Y SE HACE USO DE MUCHOS NOMBRES TÉCNICOS. muchos envases son ilegibles o los alérgenos vienen en forma de tecnicismos o colorantes alimentarios (por ejemplo, la fosvitina, que contiene huevo).





  • LAS ETIQUETAS “SIN GLUTEN” SIGUEN UNA NORMATIVA ESPECÍFICA DIFERENTE A LA LEGISLACIÓN SOBRE LA INFORMACIÓN ALIMENTARIA FACILITADA AL CONSUMIDOR (EN ESPAÑA) Y A VECES ES DIFÍCIL INTERPRETAR LA INFORMACIÓN:

    • Una etiqueta que esté etiquetada como “SIN GLUTEN”, no significa que no contenga nada de gluten, sino que tiene menos de 20ppm (partes por millón). Así que, solo se podrá hacer esta mención (SIN GLUTEN), cuando se cumpla ese baremo.

    • Los alimentos genéricos no deben estar etiquetados como “sin gluten”, porque, por su propia naturaleza, no deberían contenerlo (por ejemplo, la lechuga).

    • Las siguientes declaraciones en el etiquetado solo deben ser utilizadas cuando los cereales que contengan gluten, no contengan más de 100ppm (partes por millón) en el alimento tal y como se vende al consumidor final:

      • “Muy bajo contenido en gluten”

      • “Elaborado específicamente para celíacos”

      • “Adecuado para celíacos”

      • “Elaborado específicamente para personas con intolerancia al gluten”

      • “Adecuado para personas con intolerancia al gluten”

        Nota: de las anteriores declaraciones, la única apta para celíacos es “SIN GLUTEN”.

  • ES MUY DIFÍCIL GARANTIZAR LA AUSENCIA PARCIAL O TOTAL DE “TRAZAS” Y LA DECLARACIÓN DE LAS MISMAS ES VOLUNTARIA: No basta con que un alimento en sí “no contenga algún alérgeno”. Influye mucho el lugar donde ha sido producido, manipulado o envasado, donde se podría haber producido contaminación cruzada involuntaria. Así, muchas empresas, declaran de alguna de las siguientes maneras:

 

  • “Puede contener [alérgeno]”

  • “Envasado en una fábrica donde se utiliza [alérgeno]”

  • “Puede contener trazas de [alérgeno]”

 

 

  • HAY EMPRESAS QUE REMITEN AL ETIQUETADO, OTRAS QUE NO SON FIABLES Y ALGUNAS QUE NO CONTESTAN: Cuando una persona tiene dudas sobre un etiquetado y contacta vía email con la empresa para asegurarse, pueden ocurrir las siguientes situaciones:

    • Que la empresa remita al etiquetado de sus productos, es decir, que estas empresas declaren que etiquetan correctamente las posibles trazas y contaminaciones cruzadas. Esta manera de comunicarse con las empresas no es operativo y es costoso en tiempo y energía.

    • Que la empresa no responda a las cuestiones o peticiones del interesado.

    • Que la empresa no de una respuesta fiable o sea confusa para el interesado.

 

“Apto para veganos” no significa “apto para alérgicos”.

Las personas veganas, deciden dejar de consumir productos de origen animal y, por tanto, deben buscar productos libres para su consumo. El problema en este caso no es de los veganos, sino de la industria alimentaria que, etiqueta productos como “vegan friendly”, “sin leche”, “sin huevo” que contienen TRAZAS de ingredientes alergénicos de origen animal y no están declarados. Estos productos, al ser consumidos por un vegano, no sucedería nada si, alguna traza animal entrara en contacto con su cuerpo. Por el contrario, para una persona alérgica a la leche o huevo, por ejemplo, que se fíe del etiquetado y entre en contacto con una traza, puede producir una reacción alérgica y las consecuencias pueden ser irreversibles.

La industria no entiende la diferenciación entre las personas que, por decisión propia, siguen una dieta de exclusión a ciertos alimentos, y las personas que, inevitablemente, por intolerancias, alergias o celiaquía, deben seguir una estricta dieta de exclusión con consecuencias graves si no siguen una dieta rigurosamente.

El precio de muchos productos se ve encarecido por el marketing “SIN-SIN-SIN” y otras modas.

Siguiendo con el mismo nicho del apartado anterior, como ejemplo, los alérgicos nos encontramos con que la industria alimentaria, al no estar correctamente informada, hace mal uso de su marketing para intentar vender sus productos a un nicho específico, pero que perjudica a los alérgicos.

¿Cuántas veces nos hemos encontrado en algún producto declarado repetidamente “SIN [alérgeno]”, “SIN [alergeno] y “SIN” [alergeno]? Lo primero que debemos tener en cuenta es que, muchas veces, estas declaraciones se hacen sobre productos que, ya de por sí, no deberían contener ese alérgeno. Por ejemplo, el pan, tradicionalmente, se hacía con harina de trigo, agua, levadura y sal. Ahora, se le añade leche, huevo y otros ingredientes, y los que se venden envasados es posible encontrarlos con esta etiqueta de “sin leche”, “sin huevo”. E incluso, lo he encontrado con etiquetas “sin lactosa”, cuando ningún pan de por sí debe llevar proteína de leche, entonces, no tendría sentido que tampoco contuviera lactosa.

 

Por otro lado, se encarece más el precio de los productos envasados que menos alérgenos tienen y los que más contienen, son  más baratos. Es decir, cuanto “más puros”, frescos y naturales son ciertos alimentos, más caros suelen ser. En cambio, los alimentos envasados, preparados, industriales y llenos de ingredientes insanos y no aptos, en muchas ocasiones, suelen ser los más baratos. Comer bien y seguros, nos sale caro.  

 

Por último, añadir que los productos “sin algún alérgeno”, no son precisamente más sanos. Por ejemplo, hay unas galletas que me encantan de una marca muy conocida, pero en los ingredientes contiene leche, soja y muchísimos otros ingredientes insanos. He visto también algunas leches de origen vegetal que solo contienen un 2% del cereal o fruto seco, cuando, a juzgar por la manera en la que venden el producto, deberían ser los ingredientes principales. Es el caso de las leches de avena, que en el etiquetado pone que solo contiene un 4% de avena. Al final, los alérgicos deberían ser conscientes de todos estos engaños que hace la industria.

Hay países con difícil acceso a médicos especializados y productos específicos.


Muchas de las personas que me dieron su punto de vista frente a sus grandes retos siendo alérgicos o teniendo familia con alergias, es el acceso a puntos de venta de productos aptos o especializados en sus países. Estos países suelen estar localizados en centro y latinoamérica. Ocurre, por ejemplo, con las leches hidrolizadas y de fórmula para los alérgicos a la proteína de leche de vaca. Hay países en los que se debe de conseguir una especie de “permiso” para acceder a ellas y hay familias que ni siquiera pueden hacer frente económicamente a la compra de las mismas.

 

Además, existe una escasez de especialistas que puedan acompañarlos y guiarlos en su proceso y, se les hace aún más difícil la sobrellevar la situación.

Luego nos encontramos con la propia localización del lugar, aunque vivamos en el primer mundo. Es el caso de Canarias, por ejemplo, donde resido (un conjunto de islas), que a pesar de pertenecer a España y a Europa, geográficamente nos encontramos en un punto donde los impuestos se encarecen y muchas empresas no hacen envíos a Canarias o los envíos de productos son muy caros.

Existe falta de sensibilización, concienciación y falta de información en la sociedad.

 

Y para finalizar, como siempre, para mí el punto más importante.

 

¿De qué vale tener toda la fruta separada y a granel en un supermercado si al cortar las frutas se sigue haciendo con el mismo cuchillo? ¿De qué vale tener productos sin gluten, sin lactosa o sin “algo” si, cuando vamos a informar que somos alérgicos nos siguen diciendo: “ah, tenemos cosas sin gluten”? ¿De qué vale tener productos “sin”, si no utilizan utensilios aparte para cocinarnos y evitar la contaminación cruzada? ¿Para qué rellenar formularios antes de un evento, si los que lo gestionan dan más importancia a los menús vegetarianos que los menús especiales por alergias alimentarias?

 

Todos los sectores necesitan formarse, sensibilizarse y concienciarse con respecto a los distintos tipos de restricciones alimentarias y entender las que se adoptan por salud, por decisión propia y cuáles son las consecuencias de cada una. 

 

CONCLUSIONES Y RESUMEN:

 

  • A pesar de existir ciertas legislaciones del etiquetado de alérgenos, se necesita estandarizar a nivel mundial el reglamento y endurecer algunos apartados como la exigencia de declarar trazas obligatoriamente y por la seguridad de las personas alérgicas.

 

  • Existen modas tales como el veganismo o comer sin gluten por decisión propia, donde la industria aprovecha y hace un marketing poco ético que está perjudicando a las personas alérgicas. 

 

  • Comprar envasado, precocinado o preparado implica que existe una alta probabilidad de que contenga varios alérgenos. El precio se encarece cuando, al intentar sustituir productos que sean aptos (sin alérgenos que afecten a la persona), la industria alimentaria los venda como “más sanos” por ser “sin” algún alérgeno.

 

  • Por lo general, un alérgico que se enfrenta a todos estos retos, acaba buscando alternativas a su situación y aprende, por su propia cuenta, a buscar productos y recetas aptas, a cocinar y a comer más sano y conscientemente. 

 

  • ¿Existe comida “apta para alérgicos? Hacerse esa pregunta es recibir una respuesta demasiado larga. Existen productos aptos para celíacos porque así una regulación específica  lo establece. Pero el que exista comida apta para alérgicos, significa que tendría que existir comida apta para más de 170 alérgenos alimentarios que existen. Cada alérgico alimentario es un mundo y no se puede “encasillar”. Lo más frecuente es ver productos aptos para alérgicos al huevo, pescado o frutos secos (qué son alergias más comunes). Además de eso, hay alérgicos que toleran trazas y alérgicos por ingesta, contacto y/o inhalación . Por tanto, no se debe generalizar teniendo en cuenta que cada caso es distinto y diverso. 

 

  • La concienciación y sensibilización en todos los sectores es fundamental.

¿Crees que existen más retos a los que los alérgicos hacen frente? ¿Qué te ha parecido el artículo?

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Un #besosintrazas a todo mi #equipotaper