Un viaje a Bélgica y Croacia con alergias alimentarias: organización y experiencias

Un viaje a Bélgica y Croacia con alergias alimentarias: organización y experiencias

Una de las inquietudes y frustraciones de todo alérgico es viajar con alergias por las limitaciones y riesgo de salir de nuestra zona de seguridad que conlleva el hecho de alejarnos de casa. Desde hace 10 años, empecé a viajar (incluso sola), cada año, teniendo múltiples alergias alimentarias. Nunca diré que ha sido fácil, pero ha sido un camino de aprenziaje, ensayo y error y muchas vivencias que gracias a que me arriesgué hoy puedo contarlas para que puedas ver que todo es posible.

El viaje que detallo en este post ha sido un viaje muy intenso pero enriquecedor, y en familia, donde más segura me he sentido. Un viaje comienza desde la organización, y no acaba hasta llegar a casa y ver todos los recuerdos en foto. Hoy, quiero que me acompañes paso a paso, ¿Vamos a ello?

Antes del viaje: organización


He de confesar que este viaje no era, ni mucho menos, ni mi viaje del año, ni un viaje planificado con muchísima antelación. Más bien fue organizado con dos meses previos, teniendo en cuenta que iría a Bélgica igualmente, porque mi hermano acababa la academia del ejército del aire belga. Con lo que no contaba es que luego iríamos en familia a Croacia. Mi primer consejo para ti, sería que se debe organizar el viaje con la mayor antelación posible, aunque en mi caso esta vez, no sería el mejor ejemplo.

 

Primer paso: aceptar tus límites para elegir destino


El hecho de valorar tu situación actual, determinará la elección del destino y número de días, pues, por ejemplo, si te acaban de diagnosticar múltiples alergias alimentarias y aún no las tienes controladas, es preferible que empieces poco a poco hasta que vayas ganando confianza. Otro ejemplo, sería el ser alérgico al pescado y al marisco y elegir irte de acampada a Galicia (España). A veces, se debe contextualizar y buscar las mejores opciones en base a tu situación actual.

 

Elección medio de transporte: avión/ barco/ tren

En mi caso concreto, el vivir en Canarias hace que inevitablemente tenga que elegir siempre la opción de avión. Si vives en España Peninsular, tienes muchas más opciones cómodas y basadas en tu situación en el caso de viajar por Europa (coche, caravana, tren, autobús…)

Si finalmente te decides por comprar tu billete en una compañía aérea, asegúrate de leer las condiciones y política de cada compañía con respecto a los pasajeros con necesidades especiales (alergias alimentarias o alergia a los perros). (puedes consultar también mi artículo hablando con más detalle sobre esto) Normalmente las políticas suelen ser muy parecidas:

  • Avisar a la tripulación de cabina al subir al avión.

  • No pueden garantizar ausencia de trazas en la cabina ni se hacen responsables, pero anuncian por megafonía que hay un pasajero a bordo que no puede consumir frutos secos, y por tanto, piden a los pasajeros que no los coman, y tampoco los venden.

Otro factor a tener en cuenta es el número de escalas o paradas durante el viaje, para poder tener en cuenta la organización de comidas y no tener imprevistos si no podemos comer fuera. En mi caso, tuvimos que hacer varias conexiones de vuelos con escalas y lo hicimos de la siguiente manera:

  • Gran Canaria (España) - escala en Sevilla (España) - avión

  • Sevilla (España) - Charleroi (Bélgica) - avión

  • Charleroi (Bélgica) - escala en Milán (Italia) - avión

  • Milán (Italia) - Split (Croacia) - avión 

  • Split (Croacia) - Zagreb (Croacia) - coche 

  • Zagreb (Croacia) - escala en Praga (Rep. Checa) - avión

  • Praga (Rep. Checa) - escala Barcelona (España)

  • Barcelona (España) - Gran Canaria (España)

Elección del alojamiento

Hoy en día, gracias a que cada vez hay más opciones para reservar distintas tipologías de alojamiento (apartamentos, casas de alquiler vacacional, albergues, hostales, hoteles, casas rurales…), permite tener más margen para saber si tendrás cocina. 

En mi caso, al tener la casa de mi hermano, porque vive en Bélgica, tuvimos esa suerte. En el caso de Croacia, reservamos dos apartamentos con cocina.

Si quisieras elegir hotel y tipo de pensión, se debería consultar antes de reservar si sería posible tener en cuenta nuestras condiciones especiales (por ejemplo, que te puedan sacar la comida dentro de la cocina para no cogerla en el buffet) o  preguntar si disponen de productos sin gluten o el alérgenos que no podemos consumir (Tienes más consejos sobre viajar con alergias en este post).

Al elegir un alojamiento con cocina, puedes llevar desde el destino los productos que necesites, o investigar alrededor del mismo los supermercados disponibles. 

Igualmente, hay que tener muy bien identificado los centros de salud y hospitales alrededor.

Itinerarios de ocio

Si eres de los que prefiere ir a tu aire, puedes investigar las cosas que puedes hacer, igualmente tendrás que tener en cuenta los medios de transporte que necesitarás para ir y por tanto, tu organización de comidas.

Si vas a reservar excursiones a través de una agencia o una empresa, muchas de ellas te harán firmar una declaración como que no se hacen responsable de tus condiciones de salud; otras, ni siquiera tendrán contrato. 

Por otra parte, hay excursiones que incluyen comidas y otras no, y eso es lo que más nos importa. En ese caso, siempre tendríamos que avisar si es posible alternativas, o por lo menos avisar de tu condición.

Familiarizándote con el idioma de destino

En el caso de Europa, tendemos a pensar que el inglés es el idioma internacional, pero me he llevado bastantes sorpresas en este viaje cuando he visto que ni en las ciudades más turísticas no me han entendido y los ingredientes los tienen en el idioma local. 

En las tarjetas de identificación gratuitas de identifcación de alergias e intolerancias que puedes descargar aquí, solamente las tengo disponibles en español y en inglés, y realmente me confié para este viaje y no busqué los alérgenos en croata:


Foto: tarjeta infantil identificación de alérgenos

Puedes familiarizarte con el idioma para conocer los ingredientes y alérgenos del lugar y frases básicas: "hospital"/ "emergencia"/ "alergia". Si no es posible para ti que alguien te lo traduzca, puedes acudir a Google Traductor (que es lo más sencillo y práctico). Si no, cuando abra el cupo para mis sesiones de Allercoach, podré ayudarte personalmente con la organización de tu viaje sin alérgenos.

Identificación y documentación

Aparte de la documentación básica, yo siempre llevo encima el Documento Nacional de Identidad y el pasaporte, para dejar uno en el alojamiento por si el otro se pierde.

Por otra parte, en España contamos con la Tarjeta Sanitaria Europea, que "acredita el derecho a recibir las prestaciones sanitarias que resulten necesarias, desde un punto de vista médico, durante una estancia temporal en el territorio del Espacio Económico Europeo o Suiza, teniendo en cuenta la naturaleza de las prestaciones y la duración de la estancia prevista, de acuerdo con la legislación del país de estancia, independientemente de que el objeto de la estancia sea el turismo, una actividad profesional o los estudios."

El informe médico que acredite nuestra condición; esto te servirá para casos en los que te puedan cuestionar algo, como por ejemplo en el control del aeropuerto, donde no está permitido el paso de comida, pero, en nuestro caso, tenemos necesidades dietéticas especiales.

Leyes de etiquetado en otros países

Dependiendo del país al que nos dirijamos, puede existir una regulación distinta a la que estamos acostumbrados. Por ejemplo, en Europa tenemos un reglamento europeo, pero cada país puede adaptarlo y tener regulaciones complementarias más o menos rigurosas, por eso es tan importante informarnos al respecto, sobre todo para interpretar correctamente la información.

Kit de emergencia y Alergikit

Puede que esta sea una de mis partes favoritas, pues es la parte de organizar los snacks y las comidas que vamos a llevar de viaje. En mi caso, elegí llevar:

  • Fruta desecada (mango, arándonos y orejones)

  • Granola casera (la hice y luego la puse en una bolsa. Puedes encontrar la receta aquí).

  • Galletas 

  • Barritas energéticas de sésamo

  • Tortitas de maíz

  • Almendras tostadas (es uno de los pocos frutos secos que tolero, junto con las castañas y piñones). En este artículo del blog, hago una clasificación de los frutos secos y semillas.

  • Harina de trigo sarraceno para hacer tortitas o crêpes en mis desayunos (Aquí tienes la receta de las tortitas o crêpes sin huevo, leche ni gluten)


Foto: snacks que preparé antes del viaje con alergias

Día 1: Gran Canaria - Charleroi (Bélgica) 

En el aeropuerto 

Hacía mucho tiempo que no viajaba con mi madre y su principal preocupación es que me dejaran pasar todo ese contrabando de comida por el control de seguridad del aeropuerto. Recuerdo hace unos años, me retenían la comida, incluso las adrenalinas, y tenía que enseñar el informe médico; pero cada vez hay más necesidades dietéticas especiales y no suelen echarlo atrás. El desayuno también tuvimos que llevarlo hecho de casa (Eran las 03:00 de la mañana y evidentemente tendríamos que comer algo antes del primer vuelo). Al entrar al avión, lo primero que hice fue avisar a la tripulación de cabina de mi alergia severa a los frutos secos por inhalación, lo que, según su procedimiento, anuncian por megafonía para que ninguno de los pasajeros consuma productos que contengan frutos secos ni tampoco se venda en el servicio de catering del vuelo.

 

Escala en Sevilla 

Foto: escala en Sevilla (Plaza de España: Comunidad Autónoma de Canarias)

Antes de llegar a Bélgica, hicimos una larga escala en Sevilla; yo ya había estado en tres ocasiones, pero no recordaba muy bien los sitios para comer, así que en este destino no tenía nada preparado e improvisamos. Improvisar a veces puede salir bien, y otras no, lo que pasa es que yo a veces me arriesgo mucho. Lo que hago para confiarme es buscar un sitio donde vea que hay poca gente y el personal esté receptivo y proactivo. Eran las 12:30 del mediodía, así que casi que haríamos un brunch (breakfast + lunch) que un almuerzo. Entramos en un restaurante céntrico que tenía menú del día y entré a hablar con los camareros para comentarles mi situación y valorar si era posible que hicieran mi comida aparte para estar tranquila. Me dio confianza el lugar y las personas, así que acabé pidiendo papas bravas (fritas en un lugar aparte y con aceite nuevo) y solomillo de cerdo cocinado aparte también.

 


Foto: primer almuerzo haciendo escala en Sevilla: solomilo de cerdo con papas bravas

 

Al volver al aeropuerto para coger el vuelo que nos faltaba, probé a avisar de la alergia antes de subir al avión en el mostrador de embarque, pero el personal de tierra dijo que “no servían comida a bordo”. En ese momento, supe que no estaba entendiendo nada y probablemente tampoco conocía el protocolo de la aerolínea. Creo que esto es un dato muy importante con el que debes contar, porque a veces a información que damos pasa por muchas manos y no la reciben las personas adecuadas, incluso por estar mal informados desde tierra pueden hasta prohibirte el paso o hacerte responsable de subir al avión (Esto es un caso real que me sucedió en un vuelo). Finalmente, subí al vuelo e informé a la tripulación de cabina (importante que sea la persona que siempre se pone en la puerta) y siguieron el mismo procedimiento que el vuelo anterior (Eran de la misma compañía).

 

Llegada a Liége, Bélgica 

 

Era muy tarde cuando llegamos a Bélgica, y aún teníamos que dejar a mi hermano en la base militar para conducir por nuestra cuenta a su casa, que aún no sabíamos dónde era (fueron casi dos horas de trayecto). Ya sabes lo que suele pasar cuando tenemos hambre, y es que comemos cualquier cosa… pero con alergias debemos tener mayor precaución. Tuve suerte de haber contemplado esto, porque al llegar a casa de mi hermano, ya nos había hecho una pequeña compra con la que poder empezar bien el viaje.

 


Foto: carta de bienvenida de mi hermano

 

Cociné una pasta con verduras congeladas (sin champiñones) acompañado de una cerveza de cereza; me encantó esa primera cena, aunque luego se me hinchó la barriga por el gluten de la pasta y de la cerveza (llevo casi un año siendo consciente de las molestias digestivas que tengo tras la ingesta de gluten y estoy haciéndome pruebas para descartar enfermedad celíaca, ya que no se puede dejar de consumir gluten porque se puede falsear los resultados).

 


[Foto: primera cena en Bélgica

 

Día 2: Desfile militar en la capital de Bélgica, Bruselas


Foto: parque en Bruselas
 

Ya tenía muy claro desde el principio lo que desayunaría cada día, así que, lo único que me hacía falta que no trajera de casa era fruta fresca, yogur y leche vegetal, que ya mi hermano habría comprado. La harina de trigo sarraceno es una excelente harina que sustituye la consistencia del huevo y es ideal para hacer tortitas o crêpes. Llevo un año tomando este desayuno y me ha servido para experimentar varias maneras de hacerlo adaptado a lo que tengo en el momento. La semana que viene, subiré un post con la receta de los crêpes y tortitas sin huevo, gluten y leche.

 

Mi hermano, además, había comprado para mí y para mi madre algo nuevo (nunca suelo probar cosas nuevas fuera del país), pero se aseguró, como ponía en la carta, que no llevaba ninguno de mis alérgenos. Era Specoulous; una especie de crema de galleta en formato nocilla que me encantó para untar al crêpe aprovechando que no había llevado conmigo los endulzantes habituales que llevaba para la masa.

 


Foto: desayuno de crêpes sin gluten, huevo y leche, con fruta fresca, yogur y granola casera (receta aquí)

Ese día bamos a ir a la capital (Bruselas) para ver a mi hermano desfilar en el ejército, así que me preparé la mochila con algunos de los snacks que había traído de casa.

Foto: Desfile militar Fuerzas Armadas Bruselas

Hicimos una pequeña parada en una cafetería de la estación de tren para que mi madre tomara algo. Me quedé bastante impresionada porque ella pidió un dulce y lo cogieron con la mano (con la misma con la que luego recibía el dinero). Pensaba que eso solo sería cosa de la persona que nos había atendido, pero me fijé que lo hacían todos los empleados. Me impresionó porque era una cafetería (franquicia) en medio de una estación de tren, y no cualquier “bar” de pueblo. Gracias que no pedí nada (solo un capuccino), que acompañé con mis barritas de sésamo.

 


Foto: desayuno en una cafetería con mis barritas de sésamo

 

Una vez en la ciudad, mientras esperábamos el desfile, fuimos a comprar al único supermercado abierto (Carrefour Express), porque era el Día de las Fuerzas Armadas, y compramos peras, jamón serrano y zumo de naranja; la ideal combinación con las tortitas de maíz que me había llevado en la mochila de snack.

 

Foto: brunch en la capital con snacks de casa y comida de supermercado

 

Una vez ya nos reunimos con mi hermano, compramos en otro supermercado salsa bechamel, bacon y pasta para hacer una pasta a la carbonara para cenar.

 


Foto: pasta a la carbonara sin huevo

 

Día 3: Paseo a la ciudad de Lieja (Liége)

 

Lo bueno de no estar en una ciudad muy concurrida y poco turística, es que, además de que mi hermano la conoce como la palma de su mano y domina bastante bien el idioma, había muy poca gente en los lugares y era más fácil “arriesgarse y comer fuera”. Mi hermano nos recomendó comer tacos en una franquicia; y a mí desde el primer momento me estaba dando mala sensación, pero no hay nada que no pudiera arreglar saliendo de dudas hablando con ellos. Al entrar, había en el mostrador una carta de alérgenos en francés, con los mismos 14 alérgenos que en España (se rigen por el Reglamento Europeo). Nos aseguramos con mi hermano de los ingredientes del pan, de la carne y de las salsas, así que pedí uno muy básico que me trajeron envuelto y separado para mí.

 


Foto: comiendo tacos en Lieja

 

Antes de volver a casa, tuvimos que hacer otra parada en el supermercado para preparar lo que compraríamos para la noche de hoy en la que tendríamos que dormir en el aeropuerto. Cada uno compró lo suyo; en mi caso, aproveché el jamón serrano que había sobrado en casa de mi hermano, para hacerme un sándwich, y lo combiné con un táper de guisantes con queso de búfala que compré en el supermercado. Luego, comí un paquete de galletas. Esta cena la hice durante el trayecto de tren hacia el aeropuerto:

 


Foto: cena en el tren para pasar la noche en el aeropuerto

 

Día 4: Ida a Split, Croacia

 

Al llegar al aeropuerto, estaba el control de seguridad cerrado hasta las 4:00, así que intentamos dormir algo, pero con el frío era imposible, y a mí lo que me entró fue hambre, por lo que acabé desayunando a las tres de la mañana las tortitas que me había hecho de casa

 

En esta ocasión, también avisé de mi alergia a los frutos secos, e hicieron el anuncio igualmente. Hicimos escala en Milán (Italia) y eran las 9 de la mañana, así que mi hermano y mi madre desayunaron en una cafetería mientras yo comí una de las peras que compramos el otro día junto con una barrita de sésamo.

 

Llegamos a Croacia a las 14:00 de la tarde, y aún teníamos que coger un autobús y caminar al alojamiento. Teníamos mucho calor, hambre, sueño y todas las necesidades básicas de la pirámide de las necesidades de Maslow. Esto es un poco peligroso para un alérgico, pues la desesperación nos puede llevar a cometer locuras, como la que cometí yo. Esta la historia que conté en Instagram:

 

“Debería ser yo una de las que más ejemplo dé, y hoy he pecado de irresponsable. Pero es que soy humana, también me desespero y me frustro teniendo hambre, sobre todo si estoy fuera de casa. Ya habían pasado casi 20 horas desde que salimos de Bélgica. Dejamos un trayecto de bus, de tren y de taxi atrás. Una noche muy fría en el aeropuerto en el que no pudimos dormir. Dos aviones, una escala y estrés. Otro bus. 20 minutos andando a plena luz del mediodía y con ropa de “otoño” y una larga espera hasta que nos dieran habitación.

 

Ya no podíamos más; ni mi madre, ni mi hermano ni yo, así que, antes de ponernos a comer cualquier cosa del supermercado, quisimos arriesgarnos a buscar un lugar para comer. La ciudad donde estamos es muy turística y está masificada; algo que para mí es un hándicap más. El idioma es una barrera, porque inglés entienden poco y el croata no es que sea un idioma muy común, y esto es algo con lo que no contaba. Después de caminar otros minutos más, llegamos a un bar de pizzas, sándwiches y bocadillos que, a mí, como siempre, no me daba buena espina. Pero esta vez, no quise quejarme y poner más trabas, así que intenté hablar con los chicos que allí trabajaban. Algunos me entendían y otros no. Algunos asentían y decían que no habría problema, y otros decían que era imposible hacer lo que yo pedía. Lo que quería, era un sándwich de cerdo, lechuga, queso y tomate (como ponía en la foto), pero les preguntaba si podrían hacerlo aparte (no utilizando los mismos utensilios) y envolverlo o separarlo para calentarlo. Si ya en España es difícil, imagínate aquí… Pregunté mil veces por el pan (si llevaba huevo o no, y dijeron que no). Igualmente, yo siempre como un bocado y espero si tengo reacción alérgica.

 

A los dos minutos: “Mamá, esto me pica”. Y su respuesta de siempre: “¿No te estarás confundiendo con algo de picante?”. Y mi respuesta, como siempre también: “No mamá, es picor de alergia”. Me tomé un antihistamínico al instante para evitar que la reacción fuera a más y relajarme. Seguía muriéndome de hambre. Fuimos al supermercado y compré un pan, de nuevo arriesgándome, y mortadela envasada. Ese fue mi almuerzo, porque encima había dejado todos los snacks en el apartamento.

 

A veces, nosotros queremos también adaptarnos a los demás, complacerlos, pasar desapercibidos o hacer como que no nos importa. Pero nos debe de importar, y mucho, porque estamos jugando con nuestra vida. Ahora más que nunca, de viaje, intenta no improvisar. Nuestra salud está en juego” 

 


Foto: sándwich que me produjo reacción alérgica 

 

Finalmente, almorcé un bocadillo con mortadela. Me di cuenta que todas las panaderías hacían pan con huevo y no lo declaraban ni aunque preguntaras. Había un SPAR y ahí fue donde hicimos la compra. Me di cuenta, además, que las etiquetas estaban en croata y no en inglés, y no había llevado traducido de casa los ingredientes (un fallo muy grande, por haberme confiado en que estarían en inglés). Al final, preguntando, pude averiguar algunos ingredientes como “jaja” (huevo). Compré pasta, salchichas frankfurt (Entendía el etiquetado porque estaba en italiano) y una salsa de tomate que solo tenía dos ingredientes (siempre intento comprar lo más natural posible, sin muchos ingredientes que puedan tener alérgenos ocultos). Ya tenía la cena estupenda para todo el hambre que había pasado esa tarde y también tenía todo de nuevo para mi desayuno de crêpes.

 

Foto: primera cena en Split: macarrones con salchichas

Día 5: Excursión 5 islas de Croacia

 

La excursión empezaba a las 7.30 am y duraba 12 horas, por lo que tuvimos que organizar bien la comida. Llevé galletas que tenía de snacks, un pan rústico sin huevo (comprado en la panadería; aseguraban que ese pan era el único sin huevo) lechuga y jamón ahumado. 

 


Foto: almuerzo ruta 5 islas Croacia

 Este día me encantó, porque a pesar de haberme quedado sin una parte de mi bocadillo, fue muy divertido. Imagínate estar en una playa lejana y paradisíaca y que de repente aparezca un burro queriéndote quitar la comida, las gafas de sol o la mochila. Con el susto, mi madre cogió todo y mi bocadillo acabó en la ensalada de ella, que contenía atún, por lo que no podía comérmelo. Por suerte, había llevado bastante comida y no tuve problema para seguir comiendo.

 

Foto: burro en una de las islas de Croacia

 

Además, en una de las islas en las que paramos, compré un paquete de galletas de chocolate Milka (ya las había probado en España, pero igualmente me aseguré con los ingredientes, porque al estar en otro país, la fábrica puede cambiar). Al llegar de la excursión, merendé un yogur con avena y almendras tostadas y volví a cenar un plato de macarrones con salchichas y salsa de tomate.

 

Día 6: Visita a la ciudad de Split

 

Después de tanto ajetreo de viaje, el último día en esta ciudad, nos lo tomamos con calma, así que desayuné y almorcé en el apartamento (el almuerzo fue un bocadillo de mortadela). Ese día fuimos a una de las playas más conocidas allí, donde justo cumplía 10k en Instagram y quise celebrarlo organizando una comida en septiembre (en Gran Canaria; para ver detalles del evento puedes solicitar acceso al grupo privado en Facebook suscribiéndote a la newsletter)

 


Foto: agradecimiento a los 10.000 seguidores en Instagram que alcancé en Croacia

 

Esa noche tenía ganas de algo que no fuera pan y pasta, así que compramos papas y una bolsa de congelados con guisantes y zanahoria, así que me hice un refrito con ajo y la bolsa de verduras y la combiné con las papas cocidas. Como no teníamos aceite y no salía a cuenta comprar un bote; compramos mantequilla, que cumplía casi la misma función; es un buen truco para estos casos.

 

Día 7: Ida a la capital de Croacia, Zagreb

 

Ese día nos esperaba un largo viaje en coche durante 5 horas, pero solo era cuestión de organizarse de nuevo con los snacks. Lo bueno es que desayunaba fuerte (como siempre), pero esta vez no sabríamos dónde almorzaríamos. De camino a nuestro destino, había una estación de servicio con un Burger King. Normalmente este tipo de cadenas suelen tener lo mismo en todos los países, pero puede ser que las materias primas varíen un poco, por eso es mejor siempre informarse mediante la carta de alérgenos. Yo estaba preocupada porque, una vez más, la carta estaba solo en Croata, y no entendía nada. Me impresiona que a estas alturas, empresas multinacionales como estas ni tan siquiera tengan la carta en inglés cuando es un país bastante turístico.

 


Foto: carta de alérgenos del Burger King en croata

Tampoco ayudaba que los empleados estuvieran tan ocupados atendiendo a tantos clientes, lo que hizo que no me pudieran ayudar mucho. Acabamos buscando con wifi los ingredientes en el traductor y hablé igualmente con la encargada. Pedí una hamburguesa de carne sin salsa y unas papas. No hubo daños :p

 

Foto: hamburguesa Burger King en Croacia

 

Al llegar al apartamento, ya teníamos identificado el supermercado más cercano, y me apeteció volver a cenar lo mismo que la noche anterior, pero esta vez me supo más, porque lo hizo mi madre:

 

Foto: cena última noche en Croacia

 

Día 8: Último día - Visita a Zagreb, noche en el aeropuerto y 24 horas de viaje

 

Ese día (que en realidad son dos, lo cuento como uno solo porque no dormí nada y tuve 24 horas de viaje). Visitamos la ciudad de Zagreb y a mi madre y a mi hermano les apetecía comer en un restaurante típico. Yo, por supuesto, me negué a comer pero les acompañé haciendo acto de presencia y compartiendo esos momentos con ellos; yo comería más tarde en el apartamento (de nuevo, macarrones con salchichas y salsa de tomate).  

 

Por la noche, de camino al aeropuerto, tenía ya preparada mi bolsa con los últimos snacks que me habían sobrado del viaje (Es mejor llevar por exceso que por defecto). Al llegar al aeropuerto de Barcelona (España), me apetecía muchísimo un bocadillo de jamón ibérico, pero pregunté antes si manipulaban el pan en el mismo lugar donde cortaban el pan con semillas y frutos secos. Fue una de las comidas que más disfruté del viaje:

 

Foto: almuerzo de bocadillo con jamón ibérico


Y hasta aquí llega mi viaje por Bélgica y Croacia con alergias alimentarias. Como has podido observar, no siempre he comido "tan bien" como comemos en casa. He combinado snacks de mi país con compras en el supermercado y he repetido comida. Es cierto que me encantaría probar la gastronomía local y ser una auténtica "foodie" cuando viajo, pero por ahora esos no son mis motivos de viaje y en ese caso sería una organización diferente. En este caso, lo que a mí por lo menos me importa cuando viajo es disfrutar del lugar a donde voy y con quien me acompaña, buscando la seguridad cuando como.

Espero que te haya gustado el paseo por este itinerario y cuentes conmigo para ayudarte en la organización de tus próximos viajes cuando abra el cupo. 

"Viajamos, no para escapar de la vida, sino para que la vida no se nos escape"

Un #besosintrazas a todo mi #equipotaper