Un viaje a mi infancia: Formación de Inclusión Alimentaria en un lugar muy especial

Un viaje a mi infancia: Formación de Inclusión Alimentaria en un lugar muy especial

Todos asociamos los olores, recuerdos e imágenes con acontecimientos de nuestro pasado. A medida que vamos creciendo y va pasando nuestra vida, los recuerdos van quedando cada vez más lejos y solo perduran los que para nosotros fueron más significativos que otros. A mí me sucede con todos los recuerdos felices (y no tan felices) que tengo alrededor de la comida.


Recuerdo que mis padres siempre me llevaban a un lugar donde había un árbol y alrededor de éste, una mesa de madera redonda con asientos de troncos de madera. Con los años, ese lugar se fue haciendo más grande, con más mesas y más troncos de maderas y con parras de uvas a modo de techo. Recuerdo que siempre pedíamos Pollo Asado que traía una salsa de limón, lo acompañábamos con “papas arrugadas” (típicas de mi tierra) y pan con mantequilla de ajo. Una comida que puede parecer muy sencilla, pero que a mí, por las pocas cosas que podía comer, me encantaba. Mi padre y yo nos peleábamos por la salsa, pero aún así, era yo la que le suplicaba los domingos que fuéramos a comer “a Firgas”.



En en pueblo de Firgas es donde se encuentra Las Brasas, el lugar del que hablo. Ahora es un lugar techado con madera, paredes de piedra, calefacción, terraza y en definitiva, un lugar muy acogedor y resguardado, a diferencia de lo que era antes, cuando estaba al aire libre. Este restaurante no ha perdido su esencia después de 29 años y es que, sus hermanos siguen haciéndose cargo de esta empresa. Se encargan de conseguir los productos más frescos de la tierra para asegurar la calidad y además, mantienen la mayoría de sus platos después de tantos años.

Al ser una clienta bastante habitual, recalqué a uno de sus hermanos la importancia de estar formados en las tipologías de restricciones alimentarias puesto que cada vez hay más alergias, intolerancias y otras restricciones que limitan mucho nuestro estilo de vida. Los empleados de los restaurantes deben estar concienciados, y no solo los que trabajan en cocina, sino los que trabajan en sala puesto que son los primeros que están en contacto con el cliente y los que deben asesorar perfectamente este tipo de casos.



La pasada semana me dieron el privilegio de impartir esta formación a todos sus empleados, los cuales quedaron muy satisfechos con los conceptos aprendidos. Con esta formación ya son 125 las personas preparadas para tratar con este tipo de restricciones alimentarias en los restaurantes de Gran Canaria. Muchas gracias por confiar en mí.  Seguimos poniendo nuestro granito de arena para fomentar la inclusión alimentaria en el sector de la Restauración.


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