15 cosas que aprendí teniendo alergias alimentarias

15 cosas que aprendí teniendo alergias alimentarias

Podría decir que las alergias me cambiaron la vida, pero es que vivo con ellas desde antes de tener uso de razón. Mis recuerdos, hasta los diez años, se remontan a las anécdotas que me cuentan mis padres, junto con las fotos que acompañan mis vivencias. Calcetines en las manos para no rascarme los incontables eccmeas, rojeces por toda mi piel, caras de felicidad comiendo siempre lo mismo… pero siempre había algo en común; una sonrisa.

 

Foto: mi madre y yo (yo comiendo arena)

 

Los niños que viven en tribus (sin ropa, ni calzado, ni juguetes), no son precisamente los más infelices, porque nunca les dijeron que vivir con ello les daría la felicidad, así que normalizaron su vida con lo que tenían. El problema viene cuando nos cuentan o nos hacen creer, desde pequeños, ciertas cosas que adoptamos como “normales” o “anormales”,  porque no tenemos juicio hasta los siete años aproximadamente, lo que nos hace creernos todo sin cuestionarlo. 

 

En mi etapa de “no juzgar ni cuestionar nada”, donde construí mi sistema de creencias inconscientes, me movía en un entorno donde solo escuchaba “pobrecita”, “qué put****”… “no puede comer nada”, “está desnutrida”, “está muy flaca”. Y no fueron precisamente mis padres los que decían esas cosas sobre mí; sino mi entorno más cercano (amigos de mis padres, profesores, amigos, DOCTORES…) así que, inevitablemente, empecé a creer que YO TENÍA UN PROBLEMA y con nombre de ALERGIA, DERMATITIS y ASMA


Foto: yo comiendo arena en la playa

 

Mi esencia, y la de cualquier otro niño, tiende a ser una sonrisa pura, como la del principio, pero se fue apagando a medida que iba creciendo y estando más alejada del brazo de mis padres, donde los niños se reían de mí, me ponían motes, me excluían, e incluso me daban comida a la que era alérgica “para ver qué me pasaba”. Cuento todo esto más largo y tendido en esteeste post.  Pero hoy no vengo a hablar de lo que pasé, sino de lo que aprendí, porque ahora estoy en un momento en el que puedo hacerlo, y espero que pronto, tú también lo puedas ver así. 

 

Teniendo alergias alimentarias aprendí … 

 

1. A DESARROLLAR MI SENSIBILIDAD Y EMPATÍA


Aprendí que, las alergias me han hecho sentir diferente, rara y distinta a los demás en muchas ocasiones, pero más tarde descubrí que, más que diferente, era especial y desarrollé una sensibilidad muy profunda, lo que me llevó también a tener mucha más empatía con los demás.


Foto: durante uno de mis viajes a Marruecos


2. A CUIDARME MUCHO MÁS



Aprendí que, cuando se tiene alergias alimentarias, es probable desarrollar también otras afecciones alérgicas como alergias ambientales (animales, pólenes, ácaros…), dermatitis atópica o rinitis alérgica, pero que mis cuidados siempre fueron y serán mucho más intensivos que los de los otros niños, aunque solo fuera por prevención.


Foto: mi hiperlinearidad palmar (Asociado a un déficit de una proteína en mi piel). Mi caso de Bullying aquí


3. A TOMAR EL CONTROL

Aprendí que, las alergias duelen, no solo a nosotros, sino a nuestros seres queridos, pero que, como todo en la vida, hay momentos peores y mejores, y acabé dejando que las alergias dejaran de controlarme, para poder controlarlas yo a ellas a través de mi propio autoconocimiento.

 Foto: durante uno de mis viajes a España y Marruecos


4. A COMPRENDER QUE NO TODO EL MUNDO NOS PUEDE ENTENDER

Aprendí que, aunque mucha gente en mi vida nunca me ha tomado en serio, no me ha creído o se ha burlado de mí, los que tratan de empatizar y apoyarme son los que realmente merecen la pena como personas y las que quiero que sigan a mi lado.


Foto: durante uno de mis viajes  por las Islas Canarias

 

 5. A QUE TODO DEPENDIERA DE MI ACTITUD

 

Aprendí que, el hecho de tener alergias no depende de mí, pero sí mi actitud frente a mi diagnóstico y la manera de tomármelo cada día y en cada situación.

Foto: durante uno de mis viajes  por las Islas Canarias


6. A SER ORGANIZADA

 

Aprendí que, si no organizaba mis rutinas y mi vida, no podría tener el control sobre mi alimentación, porque solo dependía de mí, así que me volví mucho más organizada y metódica, y lo he aplicado a todos los ámbitos de mi vida.


7. A SER AUTODIDACTA

 

Aprendí que, puede que tenga muchas limitaciones alimentarias, pero me he vuelto una experta en leer etiquetados de alimentos, componentes y nutrición de manera autodidacta, siendo más consciente con mi alimentación y estilo de vida.

Foto: fotograma de vídeo de concienciación para el Concurso de Vídeos de Soy Experto  en Alergias

 

8. A ACEPTARME A MÍ MISMA

Aprendí que, las alergias son parte de mi vida, de mí y de mi cuerpo, y que inevitablemente tarde o temprano tenía que acabar aceptándome y dejar de luchar contra mí misma.


Foto: durante uno de mis viajes  por las Islas Canarias

 

9. A VIVIR INTENSAMENTE

 

Aprendí que, a pesar de vivir con miedo y en alerta mínimo tres veces al día, me hace disfrutar la vida más intensamente, saboreando cada detalle de la vida.

Foto: durante uno de mis viajes a La Graciosa

 

10. A ARRIESGARME Y SUPERAR MIS PEORES MIEDOS

 

Aprendí que, aunque salir de mi rutina es todo un reto, prefiero arriesgarme y vivir cosas que nunca he vivido, porque, gracias a eso, me he vuelto más confiada con las situaciones y he superado los peores miedos. Las alergias siempre estarán ahí, pero es muy difícil que me sorprendan, cuando soy yo la que toma el control.

Foto: nadando con tortugas salvajes en las Islas Canarias


11. A NO SENTIRME LA OVEJA NEGRA NI LA ÚNICA



Aprendí que, no era la única en el mundo con “un problema”, y gracias a haberme expuesto tanto, he conocido a personas maravillosas que han pasado o están pasando por lo que yo he pasado y ahora siendo que tenemos una Comunidad de apoyo muy fuerte.

 

12. A NORMALIZAR LA SITUACIÓN COMO UN ESTILO DE VIDA

 

Aprendí que, mi dieta de exclusión de por vida no es una mera dieta restrictiva, sino una dieta consciente y un estilo de vida que considero normal.


Foto: durante uno de mis viajes a Islas Azores

 

13. A SENTIRME ORGULLOSA DE LOS LOGROS


Aprendí a tener el coraje de mirar atrás solo para ver todo lo que he hecho aun teniendo alergias y darme cuenta que muchas personas, sin tenerlas, no hubieran sido capaces de hacer ni la mitad.

Foto: haciendo Barranquismo en Gran Canaria


14. A COMPROMETERME CONMIGO MISMA

 

Aprendí que, tener tantas limitaciones en la vida diaria, me ha llevado a ser muy disciplinada y comprometida conmigo misma, lo que me ha permitido llevarlo a otros campos de mi vida para poder ponerlo en práctica.

Foto: subiendo el Pico más alto de España (el Teide) en una ruta de 1 día de duración

 

15. A CONVERTIR MI DEBILIDAD EN UNA FORTALEZA Y REINVENTARME

 

Aprendí que, no solo de las fortalezas se pueden crear cosas, así que, aproveché mi experiencia para reinventarme poniendo a disposición de los demás recursos que pudieran ayudarles a llevar, de la mejor manera posible a sobrellevar su diagnóstico. Descubrí que, tenía un propósito en la vida y que podía transformar mi vida profesional, así que dejé de preguntarme “¿Por qué a mí?” y pasé al “¿Para qué?”, que fue el primer pasito para crear Alergias con Alegría.

 

 

«Las adversidades preparan a las personas para destinos extraordinarios».

 

RESUMEN:



Si te ha gustado, comparte.

Un #besosintrazas a todo mi #equipotaper